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¡MI HIJO SOLO QUIERE JUGAR CON SUS AMIGOS! (School Age)

Somos seres sociales y por tanto estamos ligados a vivir en una comunidad con la que se debe compartir, hablar, reír, jugar, escuchar y tener interacciones constantes. Dentro de todo esto, nosotros elegimos con quien tratamos mucho y con quien poco, según el carácter, la forma de ser, la manera de compaginar, el interés y demás factores. En nuestros niños pequeños, estos factores no influyen mucho, puesto que su único objetivo es disfrutar, jugar y aprender, pueden crear relaciones sociales sin tener en cuenta otros ítems que son importantes para nosotros. Al llegar a la edad de 4 a 6 años, la madurez que adquieren nuestros hijos es mayor, así como el desarrollo en sus diferentes dimensiones, en esta etapa, ellos empiezan a ser selectivos con sus amistades, y deciden con quien jugar y con quién no; esto sucede porque ya saben identificar un poco más del mundo que los rodea y su funcionamiento, por lo tanto, empiezan a reconocer que está bien y que está mal, los buenos gestos, las caras largas, los rechazos, el compañerismo, el compartir, y todas las actitudes que se descubren en las otras personas y en nosotros mismos


Es natural que en todo este proceso, nuestro pequeño tenga ciertas influencias; por ejemplo, que ya no desea comer con cuchara, porque su amiga Samantha come con tenedor o que hoy se quiere poner las medias al revés porque Nicolás las llevaba así el día anterior. Las relaciones sociales que crean nuestros hijos en esta etapa son generalmente sanas y buenas para su desarrollo, ya que están llenas de inocencia, colores y juguetes. Pero como en todo, es necesario organizar parámetros o marcar límites para que las cosas buenas no lleguen a ser perjudiciales.


Como padres, debemos encargarnos de que el tiempo de nuestros hijos tenga un equilibrio en todas sus actividades, es decir, que tengan momentos para todo: momentos de responsabilidad (como el colegio, las tareas, el repaso), momentos de familia (como la cena, lectura, películas, paseos), momentos de entretenimiento (como los videojuegos, la tv, los juguetes), momentos sociales (amigos, juegos, piscina, escondite, etc.) y momentos de descanso (dormir, reposar,relajarnos ), y de esta manera nos aseguramos de que sus rutinas sean sanas para su desarrollo.

Una vez nuestros hijos consiguen amiguitos, ya no quieren hacer nada más, solo jugar con ellos. Muchas veces forzamos y controlamos su tiempo haciendo que pierdan el agrado por hacer actividades que están dentro de su rutina diaria y pueden llegar a verla aburrida sin diversión al igual que nos verán a nosotros como padres.


Por esto tenemos que ser estratégicos y organizados al momento de ingeniar un mecanismo para que nuestros hijos administren bien su tiempo; principalmente, inculcándole valores: enseñándole que el respeto y la autonomía van de la mano, por ejemplo, nuestro hijo puede ir a jugar con sus amigos siempre y cuando respete los horarios que se establecen para ello. También debemos enseñarle sus responsabilidades (como hijo, como hermano, como estudiante) y de esta manera hacerle saber que hay un tiempo específico que debe dedicar a cada una. Otro aspecto muy importante es el tiempo de calidad que se pasa en familia; es necesario que compartamos actividades lúdicas, de recreación, donde podamos integrarnos en el mundo de ellos y enseñarles un poco de nuestro mundo. Recuerda también enseñarle la importancia del tiempo de descanso, dándole a conocer los beneficios que tendrá al dormir bien y descansar lo suficiente.


Nuestros hijos siempre esperan conseguir la mayor diversión en casa, es nuestra función hacer de sus días los mejores.


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